Los vehículos con las denominadas celdas de combustible, con sus pros y sus contras, son una apuesta en desarrollo que crece paulatinamente. Ofrecen ventajas sobre los vehículos eléctricos y los impulsados con hidrocarburo. Las celdas de combustible en los vehículos de hidrógeno crean electricidad para hacer funcionar un motor eléctrico usando hidrógeno o un combustible de hidrocarbono y oxígeno del aire. En la práctica, celdas de combustible y baterías están combinadas; aquellas generan electricidad y éstas almacenan energía hasta que los propulsores que mueven el vehículo la necesitan. Los vehículos con celdas de combustible son híbridos, implemententando el frenado regenerativo como forma de maximizar la autonomía.
Los vehículos con celda de combustible se comportan de manera convencional, con autonomías de hasta 650 kilómetros por tanque. Una recarga de combustible de hidrógeno es una operación cómoda, rápida y sencilla y en la que tan solo se tardan un par de minutos. Otra de las ventajas es que el hidrógeno tiene una combustión limpia y sólo produce vapor de agua como residuo, por lo que los vehículos con celda de combustible con combustión de hidrógeno son cero emisiones, un factor importante a la hora de reducir el CO2 en el medio ambiente.
Se puede producir hidrógeno sin generar emisiones. El hidrógeno puede separarse del agua en reactores nucleares a altas temperaturas o generarse a partir de combustibles fósiles como el carbón o el gas natural, donde se toma el CO2 y se lo almacena en lugar de liberarse a la atmósfera.
El problema va a estar en la producción de hidrógeno barato y en grandes cantidades y su distribución a gran escala en estaciones de servicio que sean alternativas o al menos complementarias de las existentes en la actualidad para proveer de los combustibles convencionales. Bien es cierto que ya hay técnicas de almacenamiento de hidrógeno que en cuanto se desarrollen reducirán el costo del transporte por largas distancias y simplificarán los riesgos.
Los fabricantes de automóviles consideran a los vehículos con celdas de combustible como una atractiva alternativa porque ofrecen buena autonomía, cómodos y rápidos repostajes y sostenibilidad para el transporte. Lo más perentorio es la producción segura y económica del hidrógeno a partir de recursos con bajo carbono y su logística y distribución a una flota cada vez más creciente de vehículos.