Las luces no solo nos despejan el camino, también avisan a los demás de qué lugar ocupamos en él. Pero poner las luces es más que girar el mando del alumbrado: a cada circunstancia corresponde un tipo de alumbrado. El conductor debe saber cómo interpretar las circunstancias, adecuar la velocidad y escoger el alumbrado en función de cada momento. En cualquier caso, un alumbrado adecuado y en perfectas condiciones es imprescindible, ya que las luces del coche son decisivas en emergencias, inmovilizaciones en vías mal iluminadas, circulando por carreteras reviradas o dentro de un túnel. Por ello, es crucial contar con un correcto alumbrado en cada momento, revisar todos los componentes de iluminación del vehículo (sin olvidar luces traseras, de freno, marcha atrás y antiniebla) y comprobar el reglaje de los faros (sobre todo si va el coche cargado, ya…
Hace décadas, los grupos ópticos traseros crecieron para siempre con el objetivo de albergar de forma obligatoria nuevos pilotos: los de marcha atrás y los antiniebla. En este segundo caso, se trataba de incluir en la propia cadena de montaje un piloto rojo (en el lado izquierdo o en el centro) o dos, (uno a cada lado), con un brillo más intenso que los de posición, para ser visto en la adversidad. Todavía hoy, ese alto poder lumínico es, precisamente, su mejor virtud y su mayor problema, todo un arma de doble filo cuando muchos conductores desconocen cuándo poner las luces antiniebla traseras o las utiliza de forma incorrecta. Y es que sirven para señalar la posición del vehículo, pero en condiciones normales, deslumbrarán a los vehículos que circulan por detrás. Es más, en caso de retención inesperada, las luces…