La Federación Española Empresarial de Transporte de Viajeros (ASINTRA) y la Federación Nacional Empresarial de Transporte en Autobús (FENEBUS) han pedido que el nuevo Reglamento de Circulación que se está tramitando no reduzca la velocidad máxima de los autobuses y autocares en carreteras interurbanas y autopistas porque “podría aumentar el número de accidentes”, de acuerdo a un estudio que han llevado a cabo de forma conjunta.

El director de la investigación realizada por INSIA, Francisco Aparicio, ha destacado que, “aunque no se puede negar que la velocidad es un factor de riesgo en la carretera, la medida tendría un efecto reducidísimo al obligar a un colectivo en el que el número de víctimas mortales por accidente es ya muy reducido”. Según los datos de la DGT que recoge el estudio, el promedio de víctimas mortales por accidente que viajaban en autobús o autocar es del 0,07 por ciento del total, una relación que en 2012 fue de una persona frente a las 1304 fallecidas a lo largo del año.

De hecho, el presidente de ASINTRA, Rafael Barbadillo, ha apuntado que la diferencia de velocidades de los vehículos en una misma vía “puede traducirse en un aumento de los accidentes en maniobras de adelantamiento”.

Además, ambas entidades han destacado el efecto que el cambio en las velocidades máximas de los autocares tendría sobre los servicios de transporte escolar, en que la ley establece la duración máxima de los trayectos en una hora. Así, estiman que reducir estas limitaciones implicaría tener reorganizar los servicios para aumentar el número de rutas en un 20 por ciento, lo que supondría tener que adquirir más autocares y aumentar el consumo de combustible “o incluso hacer nuevos colegios más cercanos a las viviendas”, según ha destacado Aparicio.

Por ello, el presidente de FENEBUS, Juan Calvo, ha señalado que estas organizaciones han pedido al gobierno que aumente la velocidad máxima de los autocares y autobuses en vías interurbanas en 10 kilómetros por hora en lugar de reducirla.

Las razones que el colectivo ha esgrimido para pedir el aumento, además del bajo índice de mortalidad por accidentes de tráfico, son la “profesionalidad” de los conductores de este tipo de vehículos, “que tienen que pasar un curso anualmente, en el que las empresas invierten cerca de 6 millones de euros al año”, y el buen estado de los vehículos.

En este sentido, Barbadillo ha señalado que autobuses y autocares son los vehículos que tienen “una vida media más corta” debido a que tienen que conservarse en buen estado “por intereses comerciales”. También ha destacado la obligatoriedad del uso del tacógrafo y los limitadores de velocidad como garantes del cumplimiento de la normativa de conducción de autobuses

Asimismo, ha destacado que la ampliación de los márgenes de velocidad tendría importantes beneficios en términos de reducción de emisiones de CO2, se potenciaría el uso del transporte colectivo y beneficiaría también a los viajeros, que verían reducidos los tiempos de duración de sus viajes, según ha asegurado Calvo, que también ha insistido en que la “primera condición para las empresas de transporte es la seguridad”.

Por último, ambas organizaciones han destacado la mejora de la seguridad en los trayectos de estos vehículos que “han experimentado una reducción anual media del número de accidentes en vías interurbanas del 5,3 por ciento, mientras que el promedio del total de vehículos ha sido del 4,1 por ciento”.

 

Fuente: Europapress.es

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