Hay que tener claro que siempre que se adquiera un neumático de segunda mano este va a presentar una pérdida de prestaciones. Esto es debido al hecho de que cada vehículo desgasta el neumático de una forma diferente y a la hora de instalarlo en nuestro vehículo pueden producirse anomalías como vibraciones, desgaste prematuro e irregularidades en la conducción, menor estabilidad o incremento de la distancia de frenado. Con todo ello es más probable tener un accidente de circulación.
Pero el principal problema del neumático de segunda mano es que nunca se llega a conocer su pasado y el uso que se le ha dado. Aunque los comerciantes de este tipo de ruedas afirman que se realiza una revisión exhaustiva para desechar aquellos que presenten daños, es cierto que pueden existir posibles desperfectos internos que a la larga pueden acarrear bultos, ampollas o deformaciones con su pertinente reventón final.
Del análisis realizado en las inspecciones técnicas de vehículos, se desprende que casi 825.000 coches estarían circulando con defectos en sus ruedas. De los cuales, en torno a 90.650 turismos circularían con los neumáticos severamente dañados.
Los accidentes donde ha existido un defecto en los neumáticos representan 3 de cada 4 de estos siniestros, muy por encima de otros defectos como el mal funcionamiento del freno, de la dirección o de la iluminación. En concreto, un 53% de estos defectos corresponden a vehículos con neumáticos en mal estado, un 19% a pinchazo o reventón, mientras un 1% por pérdida de la rueda.
Fuente: www.coches.net