Se ha pedido al Gobierno que, en el plazo de seis meses, haga un estudio sobre la repercusión que ha tenido el apagado de las farolas en tramos de carreteras de la red estatal en el número de accidentes ocurridos por la noche.

Así se solicita en una proposición no de ley presentada en el Congreso, en la que subraya la necesidad de llevar a cabo una revisión del apagón de las farolas en la red estatal de carreteras por su impacto negativo en la seguridad vial, pudiendo provocar más accidentes.

La iniciativa recuerda que el Ministerio de Fomento decidió desconectar algunas farolas de la red viaria para ahorrar en el coste de la iluminación, que en 2010 alcanzó los 25 millones de euros. Lo mismo está ocurriendo con la iluminación en muchos municipios, todo motivado por el ahorro de suministro eléctrico.

Aunque en su día el Gobierno justificó la medida en que no existían datos que demostraran la relación entre la oscuridad de las carreteras y los accidentes, se cree que es al contrario.

Por el contrario, indican los proponentes, en las carreteras iluminadas el campo visual es de 300 metros, mientras que en las apagadas se reduce a 40, por lo que es más difícil anticiparse al riesgo de accidente.

Subrayan, además, que la iluminación debería mantenerse en algunos casos concretos, como en tramos de altos niveles de siniestralidad, cuando las condiciones atmosféricas así lo aconsejen, en rotondas o en incorporaciones a la autopista, entre otros.

Además, proponen revisar los contratos con las empresas gestoras de las carreteras de peaje para que disminuyan el precio en los tramos donde la iluminación esté desconectada e incrementar las inversiones para mejorar el ahorro energético.

Se critica al Gobierno por no tener el “coraje” de reconocer que el apagado de farolas es por razones puramente económicas y resalta la “paradoja” de esa medida cuando la Unión Europea obliga a mantener los faros de posición de los coches durante el día.

Por último, hace referencia a las medidas que se están tomando en algunos países, como en el Reino Unido donde se ha previsto implantar en 4.000 kilómetros de carretera sensores que permiten intensificar o reducir la luz según la intensidad del tráfico y en Alemania, que se está generalizando el uso de paneles fotovoltaicos y pastillas reflectantes.

 

Fuente: autopista.es

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