Reducir el consumo de combustible por vehículo un 50 % para 2030 es un objetivo “asumible” pero requiere pasar de un ritmo de mejora del 1,7 % anual actualmente al 3 %, indicó la AIE en un doble informe sobre esta cuestión publicado hoy.
Se trataría, para los automóviles ligeros, de un consumo medio de 8 litros por 100 kilómetros recorridos en 2005 a 4 litros 25 años más tarde.
Los avances estimados para los camiones pesados y autobuses serían de alrededor del 30 %, de forma que el gasto de combustible pasara de una media de 39,1 litros a 27,1 por cada 100 kilómetros.
En los vehículos de dos ruedas, la progresión se limitaría al 20 % para pasar de 2,8 a 2,3 litros por cada 100 kilómetros.
Esa evolución es “crucial” para lograr el objetivo internacional de limitar el calentamiento climático a dos grados centígrados, lo que requiere disminuir a la mitad las emisiones de dióxido de carbono para 2050.
François Cuenot, de la división de tecnologías energéticas de la AIE señaló en la presentación a la prensa del estudio que las tecnologías más evolucionadas existentes en la actualidad, pese a un costo de adquisición elevado, permiten un ahorro de dinero durante el ciclo de vida de los vehículos.
Según los cálculos de los expertos de la agencia, en un coche particular con motor de gasolina esas tecnologías permitirían disminuir en un 63 % el consumo de carburante, sobre todo gracias a la versión híbrida (que supondría por sí solo un recorte del 25 %), y eso representaría un sobre-costo en la compra de 6.270 euros.
En el caso del diesel, el ahorro de carburante sería del 52 % (22 % gracias al motor híbrido), con un precio por vehículo 6.125 euros superior.
Cuenot constató que las políticas más favorables a la eficiencia de los vehículos se dan en Europa occidental y en Japón, mientras que la otra cara de la moneda son algunos países productores de petróleo que subvencionan los carburantes.
Reconoció que en los motores de explosión hay unos ciertos límites para bajar de un consumo de 2,5 litros de combustible por 100 kilómetros, por eso indicó que para buscar mayores avances hay que recurrir a sistemas de tracción sin emisiones, como los eléctricos.
Lisa Ryan, que también participó en la elaboración del informe, dijo que algunas de las barreras para el incremento de la mejora energética de los vehículos son la falta de información de los consumidores, de incentivos para los fabricantes o la incertidumbre sobre el precio del combustible.
Ryan comentó que de lograrse los objetivos marcados en el terreno energético, se conseguirían también beneficios en otros campos, como una reducción de la congestión causada por el tráfico o una disminución de la contaminación, con los consiguientes efectos sobre la salud para las personas.
Fuente: http://economia.elpais.com/